A veces me preguntan que hago exactamente en las sesiones de grupo...o cuando trabajo con una persona individualmente en el suelo con una simple colchoneta...y salen con la cara relajada sonriendo y con cierta desorientación...Como si cayeran de repente en la tierra después de una larga travesía por la luna.
Lo he pensado muchas veces, y realmente me encantaría decir sin ninguna pretensión.:
Despierto conciencias... la conciencia del cuerpo! Y por añadidura la mente y el propio espíritu.
Si no...como vamos a cambiar, enderezar o aflojar nuestros desequilibrios internos, y no tan internos..por nosotros mismos, si no somos conscientes? Como vamos a reparar nuestro coche si no sabemos donde tenemos el fallo?

El cuerpo tiene mil secretos que contarnos y en los avatares del día a día, de nuestros hábitos impuestos o auto impuestos, nos esconde y silencia el dolor, el miedo y hasta el orgullo, para poder seguir sobreviviendo y poder seguir como una espiral que nunca acaba, con nuestros hábitos impuestos sobre los impuestos.
Solo en el movimiento que nos da la vida, la respiración y la energía que despierta nuestro caminar, solo en nuestro reír, nuestra forma de amar, nuestro abrir los brazos para abrazar, o recoger y limpiar nuestra casa, es cuando empezamos a intuir que algo no funciona bien...
Y sospechamos que quizá nuestros miedos, tensiones y temores, se han somatizado y escondido, para terminar encerrados en un cuerpo que nos estorba, nos limita y quizá llegamos a odiar o auto compadecer.
Lumbares que encierran responsabilidades y el peso del esfuerzo, cervicales que protegen emociones de otras emociones, que tratan de respirar lo que el diafragma no puede tragar....estómagos cerrados y vientres inmoviles, desde la atonía a la hipertonía... Plantas de los pies, talones que se despegan del suelo porque es demasiado real y duro para seguir pisando... Mandíbulas que aprietan por no aceptar o luchan por poder sobrellevar decisiones que no son tuyas... Rodillas cansadas y atemorizadas, que ya no pueden bajar a la altura de un niño. El cuerpo pesa y la vida también... el movimiento se acorta y la energía se ralentiza...
Es aquí cuando apareces en la consulta con un dolor agudo o crónico de años...y donde entramos los fisioterapeutas...En cada tratamiento manual, en donde las manos del terapeuta conecta con el otro, el silencio lee y hace sentir las tensiones escondidas en el paciente... Cuantas cosas podemos contar de los tratamientos....apunto para otro post.
Es en estas sesiones, donde aprendo de mis alumnos, cada día sorprendiéndome de cada revelación... cuando la música, el ritmo de tu movimiento, y el respeto hacia ti mismo, se convierte en la liberación y encauzamiento de todos estos secretos que tu cuerpo desvela.
Se convierte en un concierto de movimiento libre, fluido y ordenado a la vez, donde la misma vida es capaz por fin de expresarse en uno mismo.
La postura por fin se ordena para a mostrar un corazón alegre, valiente y generoso, donde los pies alcanzan a sentir y arraigarse con brío en la tierra,y la cabeza y tu mente canta melodiosamente hacia el cielo.
Gracias por leerme...y dejarme compartir mi pasión y alegría por mi trabajo
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